Learn the Infinite

La gran aceleración.

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17/17/2022
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En las últimas dos décadas, gran parte del discurso empresarial ha girado en torno al hecho de que vivimos en un mundo cada vez más complejo y ambiguo. Incluso hemos adoptado términos militares para describir la situación. Decimos “vivimos en un mundo VUCA” porque sentimos que nuestras vidas se vuelven más volátiles, inciertas, complejas y ambiguas. No solo eso, sino que estamos abrumados y confundidos en todos los aspectos de nuestra vida personal y profesional. Nuestra vida cotidiana se está volviendo más compleja porque está compuesta de muchas variables interrelacionadas. Nuestro trabajo, familia, vida social, salud y espiritualidad están más interrelacionados que nunca y cambian más rápido que nunca, creciendo en complejidad y volviéndose más ambiguos.

¿De dónde viene esta complejidad? ¿Nuestras vidas realmente se están volviendo más complejas? ¿O es solo una crisis existencial que cada generación enfrenta en algún momento? Como dijo el futurista Alvin Toffler, el cambio siempre ha sido “el proceso por el cual el futuro invade nuestras vidas”. Pero el futuro llega más rápido que antes. Por ejemplo, desde la Segunda Guerra Mundial, el mundo entró en un proceso de “gran aceleración”. ¿Por qué? Porque “La necesidad es la madre de toda invención”, y para hacer frente a la Guerra, el mundo tuvo que desarrollar nuevas tecnologías y procedimientos médicos a un ritmo acelerado. Desde entonces, esos avances han tenido un efecto creciente en la velocidad del cambio y la complejidad de nuestras vidas.

La Segunda Guerra Mundial sentó las bases para una disrupción tecnológica sin precedentes. Durante la guerra, los ingleses desarrollaron tecnología para descifrar los códigos alemanes; estas técnicas se convirtieron en la primera computadora del mundo. Además, inventaron el radar y establecieron estaciones a lo largo de la costa para detectar agresores en el aire o en el mar. Además, durante la guerra, los alemanes desarrollaron las turbinas. Estas dos innovaciones dieron origen a la aviación comercial, que conectó al mundo de formas sin precedentes. Además, el desarrollo de la primera celda solar hizo posibles los satélites, lo que eventualmente condujo a los teléfonos celulares e Internet, que nos conectan y nos dan poder con información.

Desde un punto de vista médico, la guerra también introdujo innovaciones para salvar vidas. Durante la Segunda Guerra Mundial, un cirujano estadounidense fue pionero en un método que permitía almacenar sangre durante períodos prolongados y utilizarla en transfusiones. Este sistema convierte la sangre en plasma, se envasa en unidades de 1 litro y se colocan seis en una caja para su transporte. Este y otros inventos, como la penicilina, hicieron posible otros avances médicos como el marcapasos, la reinserción de extremidades, los implantes de órganos y los corazones artificiales. Ahora vivimos vidas más largas y saludables y esto, a su vez, desencadenó un enorme crecimiento de la población mundial. Desde 1950, la población mundial se ha disparado de dos mil millones de personas que viven en este planeta a casi 8 mil millones, un aumento del 400%.

Como consecuencia de volvernos más saludables y más avanzados tecnológicamente, la economía creció. En 1950, el Producto Interno Bruto global era de 9 billones de dólares, pero para 2015 había crecido a la asombrosa cifra de 100 billones de dólares. Los avances tecnológicos desarrollados durante la Guerra nos empoderaron y nos conectaron de formas nunca antes posibles. Ahora tenemos más información de la que nuestros cerebros pueden procesar. Además, las innovaciones médicas desarrolladas durante esa época nos permitieron vivir vidas más largas. Y ahora tenemos más riqueza a nuestra disposición que nunca antes en la historia humana.

En consecuencia, ahora vivimos en un mundo con más personas que están más interconectadas y con más recursos a nuestra disposición. Es por eso que las ideas pasan del concepto a la realidad más rápido que nunca, afectando todos los aspectos de nuestras vidas. Solía ​​ser que solo las grandes empresas y corporaciones tenían acceso al conocimiento, el capital y los medios para producir y distribuir productos y servicios a escala. Pero ahora, esos recursos se han democratizado, y cualquier persona con una buena idea y una buena comprensión de las necesidades del mercado puede alterar toda una industria. Esta aceleración solo está empeorando. Necesitamos una nueva mentalidad y un nuevo conjunto de herramientas para sobrevivir y prosperar en este entorno.